Escondido debajo de puentes, detrás de bardas y lejos de nuestra memoria está el río sin nombre, Atoyac. Ese río dio vida a la ciudad de Puebla con toda su generosidad y benevolencia. Su agua clara que nace en los volcanes, a lo largo de su recorrido se va convirtiendo en una corriente espesa y negra, reflejo de nuestro olvido. Sin embargo, la esperanza de revivirlo existe, como una fuerza interna del río mismo.
País | México |
Dirección | Mariana Mastretta |
Duración | 12’ |
Año producción | 2016 |